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Exámenes Teóricos del PPL: un intenso proceso

Lunes, 22 de Noviembre de 2010.
Hoy ha sido un día de emociones fuertes. Me han comunicado las notas de los exámenes teóricos de la licencia de piloto privado que hice la semana pasada.

Pero antes de comentar los resultados, debo remontarme al principio del curso. Creo que ahora es el momento de hacer una retrospectiva del proceso, sin la cual el resultado no se puede entender, o por lo menos, yo no soy capaz de explicármelo. Como siempre, es cuando escribo estas cosas cuando obtengo un significado más claro. Y si lo escrito le sirve a alguien más, pues fantástico, de la misma forma que a mí me han sido muy útiles lo que los que han ido por delante han dejado en sus respectivos blogs. Vamos allá…

14-15 de Agosto de 2010. Primer fin de semana del curso. Nos presentan las asignaturas, nos introducen al funcionamiento del Aeroclub, nos presentamos los compañeros… ya desde el primer momento resalta el hecho que la mayoría de mis 11 compañeros son ingenieros, desde industriales a electrónicos, telecos, e incluso un aeronáutico. También hay un TMA y dos pilotos de ULM. Y yo, el aerotrastornado. Bueno, eso lo debemos ser todos, si no, no estaríamos aquí. Resuelvo que su nivel es más alto que el mío. Soy de letras, las fórmulas me horrorizan nada más verlas, soy lento calculando. Me tocará espabilar en eso, no es excusa.

Aproximadamente la mitad de la clase ha volado o vuela en simuladores de vuelo, pero de la saga Flight Simulator. Menciono los simuladores que toco yo y nadie los conoce. Claro, IL-2 Sturmovik 1946, Rise of Flight, Condor… no son muy conocidos. Bueno, mi experiencia previa se basa en mucho vuelo virtual, aunque más de combate que civil, y haber leído bastante sobre aviación. Lo más parecido a la teoría del PPL que he leído fue, hace muchos años, la enciclopedia “Volar”, de dos tomos, que hojeando por encima ahora de nuevo, coincide bastante con el temario. Aparte de unas pocas horas de vuelo real, algunas haciendo acrobacia. Pero la acrobacia no importa mucho ahora, es el momento de pasar por lo básico desde cero.

Aunque en la primera clase ya conozco un 90% de lo que se explica, queda ese 10% que no conocía. El punto de remanso. Un concepto nuevo. Nunca se deja de aprender algo nuevo. Nadie lo sabe todo.

Me propongo estudiar media hora al día tal como nos sugiere un instructor. Las dos primeras semanas lo cumplo, y me centro en los apuntes, pero a falta de más apuntes que leer, empiezo a leer los libros. Están escritos de forma un tanto pesada, y para explicar algunos conceptos, lo hacen de la forma más complicada posible. De hecho, las recomendaciones de amigos que ya son pilotos es que no los lea. ¿Y entonces para qué están? ¿Me estudio sólo los apuntes? ¿Me estudio los bancos de los test mecánicamente? No, me rebelo contra eso. Quiero aprender. Entender eso que pone en los libros.

Las primeras semanas pasan deprisa, cogiendo la costumbre de anular por completo cualquier otra actividad que no sea la clase en las tardes del sábado y domingo. Recibo clases de varias asignaturas, en las que muchos conceptos los conocía… pero en las que empiezo a aprender mucho gracias a los buenos profesores del Aeroclub.

De repente, una terrible noticia. Un bofetón fuerte, violento, incomprensible. Alejandro MacLean muere en accidente aéreo. Pero si era nuestro número uno… ¿¿¿qué nos espera a los demás??? Me lo tomo como una advertencia muy muy seria. Toda precaución es poca a la hora de volar…

Siguiendo adelante, el profesor de Principios de Vuelo incluso derrumba mis conocimientos previos sobre aeronáutica, y hace que los construya desde cero con una explicación indescriptiblemente magistral. De él recibo el primer “shock” (de una sucesión de varios) que tendría a lo largo del curso teórico… con flaps bajados, el Ángulo de Ataque máximo se reduce. ¿Cómo? ¿Qué? Esto choca con mi experiencia previa, parece que no deba ser así. Lo pruebo en el simulador, en IL-2. Y sí, tal como dice, es así. ¿Cómo puedo darme cuenta de ésto ahora, después de tantos años? Algo tan básico!!!

En cierta manera me alegro cuando, ya con el certificado médico aprobado, me asignan como instructor a Jaime, el profesor de Principios de Vuelo. Esto sucede aproximadamente a la vez que, fuera del curso, apruebo la parte práctica del PPL Virtual que imparte Simpilots en la Federación Aérea Catalana. Con un temario sacado del del PPL real, hay aspectos que he aprendido allí y los vuelvo a ver en las clases del PPL real. Pero no todo, claro.

Entre semana sigo estudiando, o mejor dicho, leyendo los libros de texto del curso. Se da la circunstancia que para ir al trabajo tengo una hora de transporte público, así que me autoobligo a no dormirme y a aprovechar el tiempo leyendo. Voy cambiando de libros para ir avanzado las materias en paralelo, sin que quede ninguna atrás.

Así pasa un mes, llevando todo más o menos al día. Pero llega la época de exhibiciones aéreas, me lío a hacer vídeos, y el estudio se resiente. El cansancio me hace caer dormido en el tren muchas veces, y empiezo a quedar retrasado en la lectura de los libros. Eso sí, los apuntes los voy ordenando, en una mesa que cada vez va siendo más invadida por papeles, libros, cartas y material de vuelo.

Empezamos a recibir consejos sobre cómo aprobar. Podríamos sabernos de memoria los libros, y suspender todo. Tal es la forma en que se hacen los exámenes, unas 20 preguntas tipo test, las preguntas incorrectas no restan, con el aprobado a partir del 75% de respuestas correctas. Que esto es como en la autoescuela, que hay que practicar con las baterías de test. Me sigo resistiendo a la idea, profesionalmente me dedico a la formación y no me termina de entrar en la cabeza que esto sea así. Hace demasiados años que no estudio, y demasiados que aprobé el carnet de conducir, aquello queda ya muy lejos. Y en su momento me leí los libros antes de practicar baterías de test, así que sigo en mis trece. Además de aprobar, quiero aprender.

Segundo “shock”, una de esas carambolas que da la vida… el mismo día en que realizo un desempeño desastroso, el peor de mi vida, en el Rallye Aéreo Virtual de la Federación Aérea Catalana, una de las pruebas puntuables para el Campeonato de Vuelo Virtual de Catalunya, ese día recibo mi gran bofetada a la cara personal durante todo el curso, algo para lo que no estaba preparado en ese momento.

Ese día por la tarde fue la primera clase en serio de Navegación en el curso de PPL. El temario es denso, los conceptos de True Course, Magnetic Course, True Heading, Magnetic Heading y Compass Heading los conocía más o menos, pero no tenía mucha idea de cómo relacionarlos entre ellos ni mucho menos cómo hacer cálculos con ellos. El profesor lo explica muy bien y de entrada lo entiendo todo, pero estas cosas se tienen que practicar con ejercicios si se quiere interiorizar bien el aprendizaje. Y aquí llega mi handicap; el ritmo del curso lo marca la velocidad de cálculo de mis compañeros. Yo que soy incapaz de multiplicar dos números un poco complicados sin una calculadora, y ellos sacan una regla de tres de cabeza y sin escribirla.

Pese a que entiendo los conceptos, me quedo retrasado en los problemas, los compañeros sacan los resultados antes que yo, y me quedo a medias en todos los ejercicios. Esto va en serio, aquí me tengo que poner las pilas pero de verdad, o esto no lo apruebo ni en broma!

En las siguientes clases, me encontraría con pequeños “shocks” parecidos. No es lo mismo las comunicaciones que conocía y practicaba en mis (pocos) vuelos en IVAO, a lo que verdaderamente se hace en la realidad. Se parece mucho, eso sí. Pero una cosa es la teoría, y otra la práctica.

La altimetría me volvería loco en su momento. ¿Cómo? ¿Que para que el altímetro suba, subimos la presión? ¿Pero la presión no es menor en altitud? Ah, ¿que esto es así en tierra? ¿Y me entero ahora? Y aparte de ésto… ¿qué diferencia hay entre las asignaturas “Procedimientos Operacionales” y “Derecho aéreo”?

Turbulencias en el vuelo del curso, las aprendo tal como me las dicen primero. Luego me las guardo para practicar. Las prácticas me demostrarán que la teoría es correcta y debo cambiar los planteamientos de algunos de los conceptos que daba por sentados. No, el viento en cola constante no hace variar la IAS, ni se tiene menos control, ni se pierde soplado de mando, ni afecta al régimen de ascenso o descenso (sólo al ángulo y al alcance). Si es constante, no. Estás volando montado en el viento. Sí afecta si son rachas de cola o un viento de cara deja de soplar. Tengo que borrar de mi mente cosas aprendidas en otros entornos, como el del radio control, donde la percepción de cómo vuela un avión a cierta distancia del observador puede dar lugar a que los sabios del lugar tengan su propia teoría de la aerodinámica… que a veces no coincide con la realidad. Por más que parezca lógico y razonado.

En estas, que comienzo con las prácticas de vuelo. Nos recomiendan volar simultáneamente a la realización del curso teórico, ya que ayuda a entender mejor las cosas. Yo me lo he tomado con calma, más que nada para ahorrar para pagar los siguientes bloques de prácticas. Acabo siendo de los últimos en empezar a volar. Antes de los exámenes teóricos, realizaré tres vuelos, mientras los compañeros vuelan bastante más, con alguna excepción por motivos laborales. Eso sí, como ya habéis leído en las entradas anteriores del blog, me dedico a analizar cada pequeño detalle de cada vuelo. Para acordarme, para exprimir al máximo lo aprendido. Subo los vídeos a Youtube, los veo hasta en el móvil cuando tengo tiempo, para analizar cosas distintas cada vez.

Me procuro escenarios fotorrealistas para FSX, me busco uno bueno del Aeropuerto de Sabadell, me procuro una Cessna 152 virtual y de pago. Descarto X-Plane de momento, no consigo el ángulo visual correcto, la Cessna que me compro para ese simulador es mucho más nerviosa que en la realidad, y no encuentro escenarios en condiciones. Para mi sorpresa, me resulta más creíble el FSX con la Cessna 152 de FS Insider (y luego descubriría la de Carenado, aún mejor), junto con el escenario de LELL creado por Vuelos Aventura. Descubro para mi sorpresa que conozco a uno de los autores de dicho escenario. Bien, detecto algunas cosas a mejorar y ya que vuelo allí y lo pienso usar para entrenamiento básico, contacto con él y le sugiero mejoras.

Intento hacer dos horas de vuelo virtual por cada hora real. Sé que no puedo practicar todo. Es más, sé que no debo hacerlo. Pero tomo consciencia de para qué puedo y para qué no puedo utilizar el simulador… me centro en lo que interesa; comunicaciones, navegación visual, conocimiento del entorno, procedimientos de entrada y salida de Sabadell, procedimientos en cabina… y me olvido de lo que no debo fijarme del simulador… tacto fino del avión, performance, comportamiento cerca o fuera del límite de la envolvente… y todo lo que es manejo del avión en cuanto a controles. Ni siquiera tengo cuernos, sino que vuelo con joystick y con la mano derecha, mientras que en el avión real manejo los cuernos con la mano izquierda y los gases con la derecha, justo al revés.

Pero pronto mi grado de compromisos con actividades varias aumenta hasta temporalmente dejar también de volar en virtual, por lo menos en FS para entreno real, pero bien que sigo volando el Mustang en la patrulla acrobática Virtual Alas Rotas. En IL-2 Sturmovik 1946 sí que pruebo cosas que el profesor de Principios de Vuelo nos explica. El ala elíptica del Spit, los slats del 109, el ángulo de ataque máximo… cambios de régimen, la curva de potencia… me paso horas explorando cosas que, de simples que son, jamás había probado; siempre con las prisas de salir a volar para hacer algo. No no, las prisas son terriblemente malas en aviación. Eso sí, enlazo lo visto en clase con cosas que ya conocía… tantos años trepando a Vy con el Bf-109 para escapar de los Spit… haciendo lo que hacía intuitiva y mecánicamente… sin darme cuenta que si por un casual mi velocidad caía a la Vx, me encontraba a la vez en o cerca de la Vy del Spitfire… y estaba vendido.

Plop! Se enciende una luz. De golpe entiendo una fórmula. Yo que las he odiado siempre. No, ésta es lógica, muy lógica. Y después de la primera, las demás, con expresión o sin; sustentación, drag, carga, brazo, estabilidad, momento… Reformulo lo que sabía hasta el momento, lo destruyo, lo cuestiono todo, lo recompongo con lo nuevo que me enseñan en clase, me dejo llevar por el proceso del aprendizaje… Es como si estuviera derribando una casa vieja para construir un robusto edificio moderno, pero conservando elementos de lo antiguo.

Llega otro trágico jarro de agua helada, como el recibido con la muerte de MacLean. Ahora es Renaud Ecalle quien nos deja. El Campeón del Mundo de Acrobacia en 2009 se ha ido volando con su familia, sin hacer acrobacia, aquí al lado, en Francia… terrible, dramático. Ya puedo vigilar. Pero bien.

Accidentes como éstos me hacen preguntarme el porqué pasan, cómo es posible que ni los mejores de los mejores escapen con vida. No sólo estos accidentes, de los que todavía se tienen pocos datos, sino todos los que conozco en aviación ligera.

Me tomo en serio la frase “Aprende de los errores de los demás, porque no vivirías lo suficiente como para cometerlos todos tú”. Es la única forma de dar un poco de sentido a los que nos han dejado haciendo lo que más les gustaba. Cada accidente esconde su moraleja. Empiezo a recabar datos de unos pocos accidentes en aviación ligera, desde informes oficiales a opiniones de gente que lo ha vivido de cerca. Así es como me construyo la que considero que es la décima asignatura, una que debería ser obligatoria. Casuística de accidentes. Y ésta es de por vida en adelante, te examinas en cada vuelo, aprobando sólo cada vez que te bajas del avión.

Esto me ronda la cabeza cuando, como habréis leído en otra entrada del blog, Chuck Yeager visita Sort y los de AVA vamos a verle. Independientemente de que se atribuya más o menos méritos, este hombre ha volado de todo en su vida, ha combatido en dos guerras, derribado aviones, volado hasta el límite… y su gran mérito es… que sigue vivo. ¿Suerte o habilidad sobrehumana?

Durante la visita, Yeager está rodeado de gente todo el rato, imposible hablar con él. Y sólo tengo una pregunta que hacerle… ¿Qué le aconsejaría a un aprendiz de piloto como yo? Esto me estoy preguntando, cuando gracias a la insistencia de mis compañeros de asociación conseguimos que nos firme una foto. Como por un azar del destino, su dedicatoria responde con creces la pregunta que no le he podido hacer:

“Fly Safe”.

Eso haré. Gracias Chuck. Eres uno de los grandes. Seguramente el que más.

Y ya estamos a mitad de curso. ¿Qué quedará? Con lo que llevamos ya! Debo notar en este punto que no me siento solo en el proceso, hay amigos, ya pilotos, que me llaman para preguntarme qué tal me va, ofrecerme consejo y ánimos. Hog el número uno. De mayor quiero ser como él. Con avión acrobático propio y acordándose de uno como yo, que empiezo ahora. Qué gran tipo!
Otros a la inversa, están a punto de empezar y me preguntan por email cómo es todo esto. Passer se convierte así en mi amigo por carta, nos escribimos largos emails hablando de todo el proceso. Estoy en mitad de un recorrido pendiente arriba, unos me ven desde las alturas, éstos me ayudan y animan a subir, los otros preguntan desde detrás mío para animarse a dar el primer paso. Tomo consciencia de estar dentro de una gran cadena, algunos de adelante tiran de mí, yo tiro de algunos que vengan detrás. Siempre ha sido y seguirá siendo así, desde la primera escuela de vuelo hasta nuestros días.

Por un momento regresa la sensación de que en cada clase ya conozco parte de lo que nos enseñan. Pero sólo una parte, no pienso bajar la guardia. Mis compromisos se alivian un poco. Retomo la lectura de los libros. Me hago planes de estudio. No llego a cumplirlos, me quedo corto, leo demasiado despacio. Y aún no he repasado los apuntes.

Nos dan más material. Presentaciones en Powerpoint, documentos, resúmenes, anexos, más temario, bancos de test… Empiezan a aparecer reglas mnemotécnicas. Me van como anillo al dedo… “West is the Best, East is Less”, códigos especiales del transpondedor como ICE (por Interferencia ilícita – 7500, Comunicaciones – 7600, Emergencia e Interceptación – 7700). La conversión kilómetros a millas marinas en la calculadora (1,852, usando los números 852, que están alineados en el teclado), el maravilloso mundo del CR-3 y el triángulo de velocidades… me encanta hacerlo funcionar, lo entiendo a la primera y tras alguna laguna pasadas varias clases, consigo recordar bien su uso.

Dos tercios del curso. Un mes para los exámenes. Saltan mis alarmas, como si de un avisador de pérdida se tratase. Con el ritmo actual, no llegaré a terminar de leer todos los libros. Decido terminar de leer tres. Los demás los seguiré leyendo después del curso, aunque los llevo bastante avanzados. Quiero hacerlo.

Entre los compañeros de clase corre el rumor de las estadísticas de aprobados de la promoción anterior, que se han examinado hace poco. Se dice que sólo dos personas lo han aprobado todo, un par han aprobado la mitad y los demás… todo suspendido. ¿Habrán subido el nivel de los exámenes?

Caída libre hacia el examen. Planificación y replanificación para estudiar. Tres semanas antes comenzaré con los apuntes. Dos repasos, lo que creo que necesito, y pasaré a hacer bancos de test, aunque lo odie. Hemos hecho alguno en clase y me he dado cuenta que no es lo que preguntan, no importa tanto si lo sé o no, es el cómo lo preguntan, decidir qué es más correcto cuando parece que todas las elecciones lo son, y en definitiva, qué consideran las normas JAR que es necesario para aprobar.

Las clases siguen. Mi vida social ya no existe los fines de semana. Mis amigos ya se han acostumbrado a que no estoy, siempre en clase. Una vez al mes, me encuentro casi de casualidad con los compañeros de mi asociación, Aviadores Virtuales Asociados, en su cita mensual en el bar del Aeroclub (la tradicional Flap’s & Birras). Pero sólo puedo estar con ellos lo que dura la pausa de clase. Cuando salgo después de clase, ya se han ido. Echo de menos esas largas tardes hablando de aviones con ellos en las mesas del aeroclub. Bueno, ya volverán, esto es temporal, aunque no lo parezca.

¿Cómo era la vida cuando disponía de las tardes libres los fines de semana? Ya no lo recuerdo. Mi forma de vida actual es hacer el curso, es coordinar con Diego, paisano mío, el trayecto de ida, si coincidimos en horarios. Hasta el primer mes ha sido así, pudiendo ahorrarnos los dos el coste de la mitad de los trayectos.

Luego él empieza a volar mucho y no coincidimos, así que me toca coger el coche a las tres y media, para llegar antes de las cinco a Sabadell, tomarme un café en la terraza mientras con los compañeros escuchamos con el escáner a los tráficos en movimiento, varios de ellos también compañeros de clase, y bromeamos sobre la vida. Subir a clase, escuchar, hablar con mis compañeros y con los instructores en las pausas, quedarnos a veces hablando en las escaleras al salir de clase, a las nueve de la noche, hasta media hora después.

Hacer amigos nuevos en clase, compartir trayecto hacia el Aeroclub, reír mucho… frustrarse con lo que no entiendo, alegrarme de lo que aprendo… en definitiva, es volver a la escuela. Diego, Fabio, Jofre, Cyril, Ángel, Alex, Jose, Oriol, Alfonso, Ignasi, Pablo, y algún que otro alumno con asistencia irregular. Vamos formando piña, compartiendo experiencias de nuestros primeros vuelos, grabo en vídeo a algunos, hablamos, soñamos con proyectos de viajes y rutas que podemos hacer más adelante… por azar me ha tocado hacer el curso con ellos y creo que congeniamos bien en general. Volaremos juntos en el futuro, claro que sí. Dos pilotos en cabina, mejor que uno. Compartir será la forma de abaratar todo. De volar más de lo que el bolsillo nos permitiría, e incluso de volar más seguro. Empezamos a intercambiar correos y teléfonos. Hay que mantener el contacto!

Dios mío, dos semanas para el examen. ¿Qué hago todavía leyendo libros? Me pido vacaciones en el trabajo para los tres días previos a los exámenes. El único referente parecido que tengo eran los exámenes en la facultad. Los tenía separados varios días entre sí, sin nada que hacer más que estudiar entre examen y examen. Y los iba aprobando. Eso mismo haré, aunque esto es más parecido a la selectividad que a otra cosa. Nueve asignaturas, 5 exámenes un día, 4 el otro, todo a la vez.

¿Vaya, ahora tengo que viajar por trabajo?¿ Y cuándo estudio? Pan Pan Pan, declaro urgente estudiar! Me salto la fase de apuntes. Paso a los bancos de test. Me los grabo en mi Netbook y me los llevo de paseo por parte de España en mis viajes por trabajo. Obviamente elijo viajar en avión. Sí, ya sé que hay controles y que en tren es más cómodo. Pero sentado en una sala de espera, puedo ver lo que hace el señalero. Sentado en un A320, mientras embarcan lentamente los pasajeros, puedo hacer bancos de test de algunas asignaturas cuya respuesta la tengo mirando por la ventanilla. ¿Que de qué color son las luces centrales de rodadura? Verdes! No son azules, no, esas son las laterales; en el FSX resaltan demasiado las azules! Mirando adelante cuando me toca pasillo, puedo ver al comandante firmando documentos que el despachador de vuelos le acerca. En cada larga tarde y noche de hotel, elijo devorar tests en lugar de salir a hacer turismo allí donde haya viajado, salvo una excepción en Sevilla para ir a ver a mi infatigable compañero de vuelos y genial pintor de aviones virtuales, Manowar.

Pero no hago los tests sin más. Desde el comienzo, me he planteado que ya que los tests los autocorrijo con las respuestas (supuestamente) válidas, puedo medir mis propios resultados, y voy a hacer un seguimiento detallado de ello. En el mismo portátil creo una hoja Excel, detallando nombre del test hecho, y al lado una división del número de errores cometidos partido por el total de preguntas que haya en ese test. El ratio que da habla por sí solo; si es menor de 0,25 estaría aprobado. Si es mayor que esa cifra, suspendería.

Queda una semana y media. He vuelto de viaje, he hecho un test de cada asignatura. Comunicaciones, Principios de Vuelo y Conocimiento General de la Aeronave (CGA), los llevo bien, con presunta tendencia a mejorar (por fallos incluso de transcripción) y resultados predominantes inferiores a 0,25. En los demás, según la asignatura los valores oscilan entre 0,30 y 0,40 para las asignaturas que estimo de aprobado alcanzable, y entre el 0,50 y 0,60 para mis dos bestias negras, Navegación y Derecho.

Las opciones de respuesta A, B, C y D no existen. Se dice Alpha, Bravo, Charlie, Delta. Las cuatro palabras entre las que más pensaría en los próximos días.

Queda una semana: Empiezo ahora con los apuntes. Tarde, tardísimo, me siento como si hubiera pasado la Vne y fuera a romper el avión. Y estoy leyendo otra vez a un ritmo lento… Esto no va a quedar así. Porqué me liaré tanto con mis vídeos de aviones… sólo necesitaba retirarme un mes para ir tranquilo! Pero no, he seguido con ello por inercia… tal vez ya sea demasiado tarde para salir de ésta. Veremos.

Sábado previo: última clase. Tentado estoy de salir por la puerta e irme a estudiar. Pero me quedaré, igual hay algún detalle que no recuerde. Y al poco, efectivamente, sale. El error de histéresis de la cápsula aneroide. Si lo había leído antes, no me acordaba.

Domingo previo: Sesión de repaso. ¿Volveré a esta aula? ¿Cuántas me quedarán? No, aparta eso de tu cabeza, no volverás aquí… para estudiar lo mismo.
No quiero rendirme… voy a librar una batalla sin cuartel por conseguir uno de los sueños de mi vida. Los exámenes son una prueba más en el proceso. Pero más que una valla a saltar, lo veo como un muro que romper. Es igual, lo que se interponga delante de mi sueño, me lo llevo por delante. Ahora. YA.

“Eh, antes de irnos nos hacemos una foto de promoción en clase, no? La de los ingenieros!”

Domingo noche, después de la clase de repaso. Estrategia: dividir los apuntes por asignaturas en lugar de atacarlos en bloque como hasta ahora. Libros: los dejo para consulta puntual. Material digital: para repasar. Baterías de test: preparadas. Todo en su sitio. Momento de una foto para el recuerdo.

Material adicional… tengo internet en casa. Nevera y despensa: llenas. No necesito salir de casa. Facebook, foros, amigas, amigos, y sobretodo esa chica tan especial: avisados que desaparezco. Que no existo hasta después de exámenes. Chocolate: depósitos llenos. Horas de vigilia desde ahora al día del examen… planificadas a la velocidad de una asignatura por hora.

40 horas de estudio por delante. Más de 4 horas por asignatura, pero ponderando por dificultad, quitándoles horas a las tres asignaturas que se me dan bien. Esto decidirá todo. Apuesto todo a esta estrategia, la misma que hace 17 años me permitió aprobar la selectividad en septiembre, en sólo una semana de estudio.

Lunes, Día D-3: empiezo a seguir a rajatabla el programa. Sesión de apuntes y documentos digitales, seguida de un test a toda velocidad, en cada asignatura… excepto en Navegación y Derecho, cuya extensión de contenido no me deja tiempo para hacer test. Una hora para comer. Cocino una tonelada de espaguetis, de una vez, para tener hechas todas las comidas de aquí al examen. Distintas salsas, nutrientes varios. Flan como postre, glucosa para el cerebro. Hecho. Café y a seguir. Pausa cada hora para mantener el nivel de atención alto. Ataco las dos asignaturas complicadas a media tarde, cuando mi cerebro rinde mejor que por la mañana. Una ligera distracción de 5 minutos, necesito un poco de aire… y vuelta al ataque. Datos, hojas, papeles, documentos, todo vuela por delante de mis ojos. Me levanto, camino, cambio de postura, recito en voz alta, repito y así sucesivamente. Hora de cenar. Comida hecha. Bien, así me sobra tiempo, me salgo a pasear media hora. Es importante mantener buena circulación, el cerebro irrigado y despierto.
Noche, sigo. Segunda vuelta para las asignaturas complicadas. He incluido Meteo en ellas, no la llevo bien. No como me gustaría. Las 12 de la noche. Llevo 13 horas con dos de pausa de por medio.

Informe de daños, y revisión de resultados de los test. Se confirman las tres que se me dan bien, las tres que regular, y las tres que mal. En el Excel las separo en tres grupos y los sombreo de colores. A la izquierda, verde, las que bien (que no dejaré de estudiar por bien que me vayan, no sea que las descuide), en medio, naranja, las que mal, y a la derecha, en rojo las que me resultan duras. Bien, esta es la línea de partida, tengo dos días y medio más para cambiar la balanza de pronósticos al verde. Mañana necesito ver una progresión en los resultados. Lo veo todo al alcance de la mano. Pero aún no llego. Se apaga la luz, me cuesta un poco dormir del hervidero mental que llevo.

Martes, Día D-2: empiezo un poco tarde por la mañana, hoy no repaso, sólo hago test. Me empiezo a dar cuenta de un problemilla, y es que a veces los resultados de los bancos de preguntas no son correctos, así que ante la duda, empiezo a tirar de internet. Termino leyendo directamente los anexos de la OACI para derecho, eso mejora en un 20% mis resultados, pero sigo sin aprobar ni un solo test de Derecho Aéreo. A veces encuentro foros donde se ha comentado exactamente la misma pregunta que tengo en los bancos, razonando las respuestas. Pero son posts antiguos, de dos o tres años atrás. A saber si todavía ponen las mismas preguntas.
Llega el mediodía. Procedimientos Operacionales empieza a caer del lado del aprobado. Lo cambio de columna y lo paso a verde en el excel de seguimiento. Un pequeño avance.
Sigo por la tarde, Navegación es desesperante en cuanto a los problemas de TH,TC, MH, MC y CH, que pesan lo suficiente en los exámenes como para estar en zona de suspenso pese a clavar todo lo demás. Algo se me escapa, no atino con los signos de las operaciones, y los exámenes están hechos de forma que las respuestas incorrectas tienen en cuenta un posible error de ese tipo, es decir, que te salga en la calculadora lo mismo que ves en las opciones de respuesta no es garantía de acertar la pregunta. Y a su vez el banco de preguntas podría estar mal. Madre mía, voy apañado.
La tarde avanza. Performance, Carga y Centrado empieza a caer del lado del aprobado. Lo dejo por hoy en naranja, tengo que asegurar más esos cálculos de cambios de peso y movimientos del CG, lo que marca la diferencia entre el aprobado y el suspenso, ya que los conceptos los tengo más bien claros.
Voy media hora por detrás del planning, lo recorto descansando menos tiempo en la cena. Es difícil dejar la mente en blanco mientras como, y debería hacerlo para dejarme descansar a mí mismo.
Noche. Factores humanos! No puedo olvidarla, por fácil que parezca. A ver si voy a suspender ésta, teniendo carrera de humanidades! No me lo podría perdonar. Los pocos test que tengo tiempo de hacer los hago muy deprisa, y los resultados se tambalean al borde del suspenso. La dejo en naranja.
A dormir. Hoy sí caigo dormido rápidamente, empiezo a notar un poco de cansancio.

Miércoles, Día D-1: mañana es la hora de la verdad. Me he dormido y empiezo tarde. Hoy el planning es distinto, adaptado a las cinco asignaturas de las que me examino mañana. Ataco la más débil. Los test que hago de Factores Humanos caen en la zona de aprobado. Otra más. Pero los hago tan rápido que al día siguiente lo pagaría con un error al que mi lógica me llevaba a responder bien, pero que por una incorrección de los resultados del banco, me llevó a aprender mal.
Sigo la mañana con una mezcla de las que tengo en zona de aprobado y las que me quedan en zona de duda. Pedagógicamente, la zona de duda es equivalente a la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), por ser más asequible de alcanzar el aprobado. Avanzo en navegación, empiezo a aprobar algún banco, pero hoy sólo la toco una hora, ya que mañana podré seguir estudiándola. En derecho avanzo un paso más, pero los test no bajan de 0,25 ni en broma. Dios mío, esto es mañana y estoy rozando el aprobado, puede pasar cualquier cosa, pero me temo lo peor.
Comida. Media hora sólo, y sigo de nuevo. Me cuesta concentrarme, debo estar saturándome. Busco preguntas dudosas en google. En los foros saltan a la palestra otros alumnos que también se examinan mañana, planteando sus dudas abiertamente. Me sumo a ello, aunque a media tarde, me derrumbo tras un test de derecho en el que he quedado con 0,27. Maldito dos por ciento… lo tengo tan cerca… pero por ahora estaría suspendido. No he aprobado ningún test de derecho aún. Tal vez si descuento los errores tontos, esos en los que identifico la respuesta correcta, pero por alguna razón he anotado una que no lo es… voy a revisar eso en los exámenes, por checklist propia. Por seguridad.

La otra amenaza son las preguntas con respuestas mal resueltas en el banco. Si alguna respuesta me extraña, uso herramientas electrónicas (estoy siempre trabajando con los test en Word, nunca impresos) para buscar el mismo enunciado en otros bancos y verificar si la correcta es la misma. Validez cruzada, si no recuerdo mal que se llamaba el método de análisis de ítems cuando lo estudié en la carrera. Así pesco algunas correcciones. Pero claro, no todas las preguntas están repetidas en varios bancos. Algunas quedan en el aire, tiene gracia.

Basta.
No puedo más. Son demasiadas horas seguidas, lo último es ya recurrir al amigo san Google para aclarar las preguntas que no tengo claras… termino otra vez leyendo directemente la legislación aérea publicada oficialmente. Interceptaciones, Luces, etc etc… pero ya basta. No estudiaré más para mañana. Hasta aquí he llegado. Ahora la prioridad es presentarme mañana al examen con la mente clara. Necesito descansar, salir, respirar aire fresco, que el polvo mental se asiente.

Llamo a un amigo, de los que siempre están cuando hace falta. Mientras viene hago un par de arreglos a mi coche, es viejo y sólo quiero asegurarme que mañana arrancará y me llevará al examen. Salimos a tomar una cerveza. No termino de creerme que esté hablando con él tranquilamente, cerveza en mano, el día antes de unos exámenes que significan tanto para mí. Pero es lo que el cuerpo me pedía. Gracias, gracias, gracias…

Pasadas unas horas, tomo aire, me despido del amigo, y a cenar. Organizo todo para el día siguiente, un último repaso y unas pocas preguntas de Derecho Aéreo al azar. El ratio baja un 1%, a 0,26, pero seguiría sin aprobar. Lo estoy arañando, casi lo tengo, pero se acabó el tiempo.

Revisión de daños e informe de previsión: según mis resultados en los bancos, tengo seis asignaturas en zona de aprobado, dos en duda, Meteo y Navegación, y la bestia negra en zona de desastre. Bueno, si me quedan un par de asignaturas no pasa nada, en Febrero las saco.

Hora de dormir, aunque sea pronto. Todo listo para mañana. Despertadores listos. No puedo quedarme dormido bajo ningún concepto. Caigo redondo en la cama.

“Listo en punto de espera pista 31, EC-TUK”

Se hace la oscuridad.

DÍA D(1): el radiodespertador rasga la madrugada a las 6:50. Arriba, despierta, ¡Pull Up!
Son las 7:30 y estoy en en coche, he comprobado tres veces que lo llevo todo, conduzco hasta con más cuidado. Quedarme tirado con el coche ahora casi representaría no llegar al examen. Empezamos a las 9:30, el examen es en LELL mismo.

Llego al aeropuerto de Sabadell a las 8:45. Casi todos los compañeros de promoción están en la terraza del bar de nuestro Aeroclub. Hay mucha más gente, de otras escuelas, desde Zaragoza hasta Ampuria Brava, pasando por Girona y Reus. Aparco, me uno a ellos. Hay un fuerte nerviosismo en el ambiente. Risas nerviosas, bromas con las preguntas de los test. Recitamos de memoria partes del temario. El tiempo está volando deprisa. Vamos a acercarnos a la sala donde se hace el examen.

Lo mismo hacen los demás, hay cinco o seis grupitos de personas, intuyo que cada uno es una promoción de un aeroclub. También hay gente en solitario, que no hablan con nadie y siguen repasando apuntes y baterías de test… ¿Serán esos los repetidores?

Del edificio de AESA salen dos señores cargados de folios. Son los examinadores. Y eso que llevan, los exámenes. Entran a la sala Josep Canudas. Nos acercamos a la puerta, aún no salen a llamarnos por nombre.

De pie al lado de la puerta, me llama la atención a la placa en honor a Josep Canudas, que describe sus logros. No puedo evitar encomendarme al mayor visionario catalán de la aeronáutica. “Donde quiera que estés, dame inspiración…”

Uno de los funcionarios sale con una lista en la mano. Soy el segundo al que llaman. El primero de la lista no se ha presentado. El otro funcionario me asigna asiento y me dice que deje el DNI visible en mi mesita. Estoy delante de todo a la izquierda, casi de cara a la pared. Delante tengo una puerta acristalada, que refleja mi cara cuando levanto la vista. Los demás alumnos toman asiento donde les indican. Me miro reflejado en el cristal. Mírate, aquí estás. Y parecía que este momento no iba a llegar nunca, eh? Bueno, has hecho lo que has podido hasta ahora. Por delante, dos días de pelea mental por demostrar por escrito lo que has aprendido.

“Qué le ha pasado en la cara?”

Uno de los funcionarios está a mi lado, me habla pero no sé a qué se refiere. Me hace un ademán relativo a la barba. Ah, sí, yo voy afeitado, pero en el DNI, que tengo sobre la mesa, salgo con barba, me lo tuve que hacer a toda prisa para coger un vuelo con destino Portugal. Un vuelo que me cambiaría la vida. Seguramente, si ese día no hubiese podido renovar el DNI de urgencia y se me hubiese escapado ese vuelo, hoy no estaría aquí, tal fue la profunda huella que la Copa Triangular de Vuelo Acrobático había hecho mella en mí.

Respondo con risa nerviosa, sin pretender parecer descortés.
“Pues que me he afeitado”.

El hombre sonríe y me entrega el examen de Legislación Aérea. Gracias.

Allá vamos. Relleno los datos de la primera hoja, explican cómo cumplimentarlo. Insisten varias veces que apaguemos los móviles, o al que le suene se le podría retirar el examen. Las 22 preguntas por un lado, en apaisado, en la columna izquierda en español, en la derecha en inglés. En la última hoja, se vuelven a registrar todos los datos y se anotan las respuestas. La rellenaré luego, para tener unos momentos de calma rellenando datos personales, y así atacar más relajado el traspaso de preguntas que crea correctas desde las hojas de examen a la de resultados. No es ninguna tontería, si me equivocase en ese proceso por culpa de los nervios, podría ser un desastre, como a veces me había pasado ensayando baterías de test.

Venga, pregunta 1…
La maquinaria gris se pone en marcha. Unas preguntas las he visto en los bancos. El texto a veces varía, cuido de leerlo todo bien, que el significado podría cambiar mucho. Y la respuesta correcta también, que había bancos que no estaban del todo exactos a como son las preguntas realmente. Otras no las he leído nunca, tal vez estuviesen en los test que no hice. Las analizo con calma y detenimiento, recuerdo, comparo con lo que recuerdo, reflexiono, decido. Así pasan 35 minutos.

“Señores, les quedan 10 minutos”.

Justo he acabado de señalar las respuestas que considero correctas al lado de los enunciados. Me dispongo a traspasarlas a la hoja de resultados. Comprobación una vez hecho el traspaso. Suspiro. Ya está.

Me levanto, se nos dice que dejemos el examen sobre la mesa y abandonemos el aula. Afuera, me reúno con los compañeros de promoción. Comentamos las preguntas. Ésta que era? La Charlie. Y la Charlie decía? Uff, creo que no la tengo bien. Y esta otra? Que patatín. Bien, ésta sí. Y la que decía que patatán? Pues creo que esto. Sisisi, seguro, era esto. Otra bien. Eh, ¡no me ha ido tan mal como esperaba para ser Derecho Aéreo!

Pasan unos minutos, nos llaman para el siguiente examen… ahora Conocimiento General de la Aeronave. Bien, tengo la sensación de arrasar. Las sé todas, o casi. Sólo queda la duda de, al estar separado el examen entre fuselaje e instrumentos, si se hace media o no. Da igual, me ha ido bien, si suspendiese esta sería para mí un deshonor… con los años que llevo leyendo y respirando aviación…

Qué viene ahora? Performance, Carga y Centrado. En ésta no le puedo fallar a Rafa, el instructor, que le conozco de hace tiempo del mundillo de la acrobacia. Ni a mí mismo, ni ahora ni después del examen; cuestión de seguridad, porque el verdadero examen de esta asignatura será tras cada despegue con vario positivo y buen control del avión.

Estamos desayunando en el bar, cuando, CR-3 en mano para revisar conversiones de unidades, se me cae al suelo la calculadora. La recojo y… ostia, no arranca. No puede ser, ¿5 minutos antes del examen y me quedo sin sistemas de cálculo? Estoy vendido, ¡que soy de letras y a mano calculo despacio!

Pregunto entre los compañeros. Fabio me salva de la casi emergencia, con una simple calculadora de conversión de Euros a Pesetas que le sobraba. Sólo necesito hacer operaciones básicas, y lo necesito para ganar tiempo que invertir en pensar las respuestas.

Empieza el examen. Bien, me acuerdo de las fórmulas, no estoy en blanco para nada. Algunos resultados me suenan de los bancos. No me fío, y si ha cambiado algún número? Lo calculo todo, haciendo los ejercicios desde cero. Uy, una de conversión de unidades. Venga, el CR-3. De galones a libras. Obtengo valores, hago cálculos… y… oh, no, después de tener claro el peso total que pide la pregunta, resulta que el último apartado especificaba la densidad del combustible, distinta a la del CR-3… repito el ejercicio desde cero. Uf, casi la lío. Repaso todas las unidades del examen, que no me haya equivocado en los cálculos. Está todo bien, o eso creo. Lo traspaso a la hoja de respuestas. Me equivoco en una pregunta. La pesco al vuelo cuando reviso la hoja. no cometeré esos fallos básicos. No si lo reviso otra vez todo…

Aire fresco afuera, no me ha ido mal. Comentamos la jugada una vez más.

Cuarto examen, Factores Humanos. Venga, que ésta debería ser fácil. Si es que no he bajado la guardia demasiado, claro.
Siempre mismo proceso. Mismo sitio en el aula. Adelante con las preguntas… media hora, hoja de respuestas y listo. Qué rápido ha sido, tan seguro estaba de todo?

Otra ronda de comentarios con los compañeros fuera del aula, tras el examen, durante una pausa de media hora para desayunar. Aquí caigo en el error de tener fe ciega en los bancos de preguntas. Respondo mal a una, que en su momento, respondí bien al hacer un banco de test, pero cuya respuesta correcta estaba mal marcada. Como suspenda ésta siendo de humanidades, ¡me muero de verguenza!

Pero en fin, otras preguntas que comento con los compañeros me parece que las tengo bien. Me he sonreído al encontrarme con temas psicológicos que entran de lleno en lo que representa que aprendí en mi licenciatura universitaria. Pues sí, creo que me acordaba todavía, y esta parte no la había estudiado. La llevo de serie desde hace años.

A por el último examen del día, Meteorología. El repaso antes de entrar al examen me va bien, pero lo noto escaso. Hubiese necesitado más. Lo mismo siento al responder las preguntas. me falta seguridad, y debo recurrir a la lógica más que a la memoria demasiadas veces para mi gusto. Al comentar la jugada afuera, resuelvo que no me ha ido tan mal como podía haber ido.

Por la tarde voy al trabajo, se extrañan que haya ido. Tenía cosas que hacer. Indirectamente, desconecto del PPL por unas horas, cosa que tampoco me va mal. Poco después estoy en casa de nuevo. Me voy a centrar en navegación, y concretamente, en el tema de los problemas de Derrota Verdadera, Magnética, Curso, Brújula, Desvío, Declinación… repaso los conceptos una vez más. Ataco las fórmulas. Intento problemas, la mitad salen mal. Me estoy equivocando con los signos. No relaciono bien algunas fórmulas. Vamos a ver… hay que reducir el problema:

Escribo sinónimos. Derrota = Ruta = Course (Course). esto es adónde va el avión. Dirección = Rumbo (Heading). Esto es adónde apunta el morro.
Una marcación puede ser Magnética (Magnetic) si es respecto al Norte magnético, o Geográfica (True) si es respecto al Norte Geográfico.

Dos conceptos emparejados. Entonces quedan cuatro combinaciones entre ellos. Dos posibles relaciones entre emparejamientos.

Entre Derrota y Curso, el ángulo que hay es el de la deriva y eso es culpa del viento. El viento que haya me lo facilitará el CR3 o si el problema es fácil me lo dan y todo.

Entre Magnético y Geográfico, fácil, la declinación magnética de ese punto en el mapa.

Hay un quinto concepto, el Norte de Brújula. Entre éste y el magnético, el desvío de brújula. Bien. uso las fórmulas. West is the Best, East is Less. Izquierda resta, pero como es más menos, suma. Derecha a la inversa.

Repito problemas. Última carta, sólo tengo tiempo para un test de 20 preguntas. Me peleo con las fórmulas, lleno páginas de números, sólo es cuestión de sumar y restar… y de aplicar la fórmula adecuada con el signo adecuado.

Resultado: 20% de fallos. He avanzado, sí señor, creo que ya lo tengo…

Preparo todo para el día siguiente. Llevaré dos calculadoras. La de emergencia, la Texas Instruments con la que mi padre se sacó la carrera, que aguantó mi BUP y sigue funcionando cuarenta años después de ser fabricada. Casi la llevo más como un amuleto. He quedado con Diego para ir a Sabadell. Voy a dormir. Pero mi cabeza sigue empeñada en calcular cosas y me cuesta conciliar el sueño.

DÍA D(2): Me levanto con un ligero dolor de cabeza. Añado el Ibuprofeno al maletín. Reviso dos veces que están las calculadoras y el CR3. Bajo a la calle, subo al coche de Diego, y vamos comentando las asignaturas del día a modo de repaso. Cuando llegamos a Sabadell, se repite la escena del día anterior. Reencuentro con los compañeros de promoción y otro repaso rápido.

El frío del día me despeja y el dolor de cabeza pasa a un segundo plano. Entramos al examen. otra vez sentado en la misma esquina. Allá vamos. Igual que en Performance, me deshago a calcular aunque ya me suenen los valores que el banco de test marcaba como correctos. Hay que asegurar el tiro. 50 minutos después, estoy terminando, cuando me quedo en blanco en una de las últimas preguntas. Me está doliendo más la cabeza. La sacudo y continúo calculando, corrijo un mal desarrollo que estaba haciendo y doy con el resultado. Cuidado ahora, traspasando preguntas a la hoja de resultados. Doble comprobación… ehh dónde vas, Charlie 14? Es Delta! Seguro? Sí.

Fin de examen. Salgo. A los compañeros les ha ido bien. Yo no me puedo quejar. He peleado con todas mis fuerzas. Mi cabeza, mi cabeza… me duele! Qué bien me sienta el aire frío del exterior…

Tenemos todos la sensación que ahora ya ha pasado lo peor. Lo que queda es pendiente abajo.

Examen de Procedimientos Operacionales. Otra vez el transpondedor. Hidroplaneo Viscoso. MEL, MMEL, luces una vez más… ya respondo como un autómata. Otro al saco.
Me noto cansado, mi dolor de cabeza me da una tregua, no sé si es que en Navegación he liberado la tensión acumulada. Me relajo durante la media hora de pausa. Necesitaba este café.
Principios de Vuelo. Ni una sola duda, Jaime esta va por tí. Ángulo de ataque, capa límite, relación del centro de gravedad con el aerodinámico, sí, sé las respuestas. Las de verdad, no las de los bancos sólo.
Estamos llegando al final, vamos una más, sólo una. Me noto ojeroso. Comunicaciones. Sin problema, mi maquinaria mental pulveriza el examen. Esta es otra de las que llevaba bien.

SEÑORES, ¡¡¡QUE HEMOS ACABADOOO!!!

No puedo creerlo, ya ha pasado todo. Bueno, hasta febrero por lo menos si ha quedado alguna. Pero existe la posibilidad de que lo haya aprobado todo. Ojalá. Gracias Canudas, MacLean, Ecalle, Vytas… había veces que algo tiraba de mí adelante. No sé cómo he podido sacar todo esto de dentro.

Estoy por romper a llorar. Venga, sólo es tensión, las bielas, que sufren al pasarse del máximo de rpm y frenar súbitamente. Vamos a comer con los compañeros. Nos apuntamos los teléfonos, direcciones, correos… Nos vamos despidiendo. Diego va a volar. Ayer le dieron la suelta. El primer alumno de la promoción que vuela solo. Hoy le dan la Re-suelta. Sale con su instructor. Los que quedamos le vemos hacer tomas y despegues, luego se baja el instructor, y se marcha solo. Le grabo en vídeo:

Le sigo con la vista aún cuando está en viento en cola, muy lejos. El frío de la tarde me libera del todo del dolor de cabeza.

Tuckie, ya ha pasado. Hasta el lunes no sabremos las notas. Sólo queda esperar.

Diego aterriza impecablemente. Esa noche nos vamos a cenar él, Fabio y yo. Bromeamos con el CR-3 y la pizza. “Lo usaréis para el examen, luego para cortar pizza”, nos decían los veteranos. Pero sólo bromeamos, nadie mancha su CR3 con pizza.

El fin de semana después de exámenes pasa de forma extraña. Una extraña tarde de sábado sin compromisos… tal vez sea el momento de ver a esa chica especial que ha sabido esperar tanto tiempo.

Domingo al mediodía tengo vuelo. Hace un mes que no toco los mandos. Me tomo mucho tiempo, preparo todo y bueno, no me quejo, el instructor me pega pocas broncas. Me pongo muy contento tras la toma. La senda más o menos, la pérdida ha sonado al recoger como debe ser, aunque no he tocado centrado en pista.
Para no perder la costumbre, aquí está el vídeo de dicho vuelo:

Fabio ha salido en el avión que tenía estacionado al lado. Mientras apunto las cuatro clases en el Logbook sentado en la oficina, le veo aterrizar y le espero para hacer un café y hablar un rato. Mañana sabremos los resultados…

Lunes. Momento de conocer la verdad. Me centro en el trabajo, y así consigo olvidar las primeras horas del día. Pero al salir a desayunar empiezo a plantearme llamar. Será muy pronto? Seguramente.
Al volver a la oficina, qué demonios, yo llamo al Aeroclub ya y si resulto pesado me da igual.

Estoy en las escaleras de mi trabajo. Dentro no hay cobertura. Papel en mano con los nombres de las asignaturas apuntadas, apoyado en la barandilla. Boli listo. Móvil en la otra mano.

Pierdo la cuenta de los tonos que suenan. No puede ser que no lo cojan!

“Aeroclub, dígame…”

“Hola, soy Ernest, llamo por si teníais los resultados de los exámenes…”

“Sí, mira, nos acaban de llegar, espera un segundo.” -Se dirige a su compañera- “Me pasas ese papel?”.

No digo nada. Mi boca está abierta, pero el aire no circula en ningún sentido. El carburador está congelado, el motor parado, sólo el aire… y el silencio.

“Te digo los porcentajes, eh?”

“Venga”

“Comunicaciones, 86.”

“Biennn!”

“Derecho…”

Gluppsss!

“Derecho 77… bueno espera…”

Aprobada? Bienn!! Pero qué pasa???

“Que… has aprobado todas, enhorabuena!”

Estoy dando tres toneles rápidos, los más rápidos de mi vida, antes de reaccionar.

QUEE?? SIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!

Durante unos momentos inundo la línea de exclamaciones de alegría. Pero bueeeno!!! 🙂

A continuación la chica me felicita y prosigue con el resto de notas.

Derecho ha sido la más baja, sólo un 2% me ha separado del suspenso. Navegación y meteorología también aprobadas por un estrecho margen. Las que tenía como intermedias, Comunicaciones, Performance y Procedimientos Operacionales con más del 85% ciento.

Y esas asignaturas cuyo aprobado consideraba una cuestión de honor, en el 90 o por encima. CGA por el tiempo que llevo leyendo sobre aviación, Factores Humanos por ser la más próxima a mi formación de carrera, y Principios de Vuelo, por ser, en palabras de mi instructor, “La asignatura que os enseñará a ser buenos pilotos”. Jamás había sacado un 9,4 en ninguna asignatura en todos mis años de estudio. Claro, entonces no estudiaba nada relativo a aviación. 🙂

Ahora, es todo cuestión de práctica.

Gracias a todos. De verdad.

Sobre Tuckie

Piloto acrobático, videoblogger de aviación, piloto virtual, videospotter y gran entusiasta aeronáutico.

3 comentarios

  1. Larga ha sido la lectura pero gratificante…

    Cuanta envidia!! Y que ganas de seguir tus pasos…

    Todo llegara!

  2. Hola.
    ¿Cómo lo siente? ¿Es agradable?
    Con el carnet de PPL y el Título ¿me imagino que tb habrá conseguido la insignia de piloto privado y el traje no es asi?
    Yo hace años me hice Patrón de Yate, lo mismo que ud pero para mar. Fueron años de estudio y dificultades. Yo tengo mi carnet, mi título y mi uniforme.
    ¿Es muy caro el PPL?
    Gracias
    fomalhaut2@yahoo.es

    • El sentimiento debe ser parecido al de la licencia de patrón de yate, de enorme libertad, aunque lo del uniforme y la insignia no son necesarios, eso queda para los profesionales. El PPL ronda los 7000€, pero no es un desembolso de golpe; como es un largo proceso, se puede ir pagando a plazos, por lo menos es lo que yo hice para lograrlo.

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